El biometano está considerado como un vector energético del futuro que permitirá cumplir con los objetivos de descarbonización europeos y dará impulso a la economía circular.
Este papel esencial en el futuro energético se debe a sus características.
Se trata de una fuente de energía renovable completa, con una huella de carbono negativa si se considera toda la cadena de producción. Algo que se podrá constatar gracias a las garantías de origen del biometano.
Este gas renovable es muy versátil, de producción local y almacenable, que además ofrece la ventaja de poder ser transportado a través de la infraestructura gasista existente, al tener una composición similar a la del gas natural.
La producción de biometano contribuye al desarrollo rural y a la fijación de la población en las áreas de reto demográfico (fijación de empleo), así como, a la mejora de la gestión medioambiental de los residuos orgánicos.
La tecnología para producirlo es la más madura e implantada a nivel mundial para la valorización energética de estos residuos, lo que facilita su desarrollo.
Todas estas ventajas han llevado a Europa a querer dar impulso a la producción de este gas renovable y ampliar su mapa europeo.
Mapa europeo de biometano
La producción de biometano está creciendo de forma exponencial en toda Europa durante los últimos años.
Según el Mapa de Biometano elaborado por la Asociación Europea de Biogás (EBA) y Gas Infraestructure Europe (GIE), el 2021 fue un año récord en la producción de biometano, contando con 992 plantas de producción. En tan solo un año, el número de plantas de biometano aumentó un 17%.
Esta rápida expansión del biometano en Europa podría suponer el 10% de la demanda total de gas de la UE para 2030, y si se respalda su producción con un marco legislativo de apoyo, la tendencia de crecimiento podría llegar a cubrir el 30-40% de esta demanda en el 2050.
Los países que cuentan con más plantas de biometano son Francia (306) y Alemania (242), mientras que España se mantiene rezagada.
Sin embargo, el país presenta un gran potencial para su producción y existe una tendencia clara a impulsar el desarrollo de esta tecnología para la producción de energía renovable.
Así, las estimaciones para España reflejan que, en 2022, habrá 12 plantas de biogás operativas y este número llegará a alcanzar las 64 plantas para 2024, lo que supone una potencia generada de 2.077 GWh/año frente a los 162 GWh/año actuales.
El camino a seguir para lograr este aumento en el desarrollo del biometano lo marcará la Hoja de Ruta del biogás y la puesta en marcha de un sistema de garantías de origen para los gases renovables.
Tendencia del biometano en Europa. Perspectivas de futuro
El despliegue que está experimentando el biometano en Europa puede servir para ayudar a estabilizar el aumento del precio del gas y a hacer frente a la actual crisis energética.
La producción de este gas renovable va a contribuir a reducir la dependencia energética de proveedores de gas externos, pero para que esto sea real, será necesario contar con un apoyo político claro para atraer más inversiones del sector y aprovechar todo el potencial de producción.
El biometano juega también un importante papel en la descarbonización del sector del transporte.
En este sentido, la Directiva (UE) 2018/2001, de 11 de diciembre de 2018 (DER II), relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables y en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 tienen como objetivos marcados alcanzar una cuota mínima de energía renovable en el sector equivalente al 14% y 28% respectivamente.
En la actualidad, la capacidad de producción de biometano licuado (Bio-GNL) en Europa suma las 10,6 TWh para 2024, lo que permitiría el abastecimiento de combustible a casi 25.000 camiones de GNL durante todo el año.
En términos de creación de empleo, la industria del biogás y biometano es responsable de 210.000 empleos en la actualidad. Con el crecimiento que se está dando en la producción de estos gases renovables, se espera que se lleguen a crear unos 420.000 puestos de trabajo para 2030 y más de un millón de puestos para el 2050.
Toda esta tendencia de crecimiento en la producción de biometano que se está observando se debe a que este gas renovable es un portador versátil de energía, adecuado para diferentes sectores, con especial referencia a los sectores de difícil electrificación (transporte e industria).
Ahora bien, para abastecer la demanda restante de gas, será necesario contar también con otras soluciones renovables, de bajas emisiones, como es el hidrógeno verde. Para ello, será necesario el desarrollo de sinergias entre los distintos gases renovables.
El biometano y el hidrógeno renovable deberán integrarse en un futuro y para ello, las inversiones en infraestructuras deben tener como objetivo fortalecer la distribución de estos gases renovables, atendiendo a los requisitos específicos de cada uno y a su adecuado despliegue.
Dar impulso al desarrollo de los gases renovables supone apoyar la lucha contra el cambio climático, reducir la dependencia energética del suministro de gas y hacer frente a la crisis energética.
El marco legislativo proporcionado por la Hoja de ruta del biogás y la del hidrógeno, y un sistema de garantías de origen son clave para dar seguridad a las inversiones a largo plazo que permitan este desarrollo.