La valorización de los residuos es uno de los grandes retos de la economía circular.
Pero, ¿qué implica valorizar los residuos?
Implica recuperarlos de alguna forma. Que pasen de ser residuos a convertirse en un recurso, ya sea porque se le da un uso similar, como por ejemplo el plástico de botella, o para uno nuevo, como puede ser la obtención de energía a partir de los residuos orgánicos.
Según define la Directiva 2008/98/CE, la valorización de residuos es la operación cuyo resultado principal es que el residuo sirva a una finalidad útil, al sustituir a otros materiales que de otro modo se habrían utilizado para cumplir una función particular.
La valorización es la preparación del residuo para cumplir una función particular, en la instalación o en la economía en general.
El proceso de valorización va a depender de la composición y tipo de residuo, requiriendo de tratamientos diferentes según se trate de residuos orgánicos e inorgánicos, por ejemplo.
En el caso de los residuos orgánicos, estos se generan en mayor volumen años tras año lo que dificulta su gestión y el poder evitar los problemas ambientales derivados.
La procedencia de este tipo de residuos es variada. Una procedencia que va desde el sector agroalimentario, los lodos de depuradora, hasta la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (RSU).
Su valorización se puede llevar a cabo mediante procesos biológicos, como es la digestión anaerobia para la obtención de biogás (valorización energética) o el compostaje, para la obtención de abonos orgánicos de uso en agricultura y en la recuperación de suelos.
Para ello, es necesario realizar una correcta gestión de estos residuos, atendiendo a la normativa vigente (Ley 7/2022, de o de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular), con el objetivo de prevenir y reducir su generación e impactos adversos, la reducción del impacto global del uso de recursos y la mejora de la eficiencia de sus usos.
Biogás a partir de residuos orgánicos
La valorización energética de los residuos orgánicos se produce a través de la digestión anaerobia de los mismos.
Esta digestión anaerobia viene a ser el proceso biológico de descomposición de la materia orgánica, debido a la actividad de determinados microorganismos, que tienen lugar en condiciones controladas de ausencia de oxígeno, pH y temperatura.
Como resultado de este proceso que se lleva a cabo en plantas de biogás, se obtiene este gas renovable, con un 55-75% de contenido en metano (CH4) y, en menor medida, dióxido de carbono (CO2) y otros gases.
Este biogás puede ser empleado para generar energía eléctrica, térmica o como biocombustible, pudiendo abastecer a las propias instalaciones (autoconsumo).
Otra alternativa para el uso de este biogás es someterlo a un proceso de depuración (upgrading), que permite aumentar la concentración de CH4 (90%) y eliminar el CO2 y las impurezas, para la obtención de biometano.
Este biometano resultante es un gas renovable de mayor calidad, con características similares a las del gas natural de origen fósil, lo que permite su uso como tal, incluyendo su inyección en la red gasista para su distribución y uso habitual, o para su almacenamiento.
Además del biogás o del biometano, el proceso de digestión anaerobia deja otro subproducto, el digestato o digerido, que debe continuar con los procesos de valorización para cerrar el ciclo de la materia y cumplir con el modelo de economía circular.
Compostaje y valorización de los digestatos
Otra alternativa a la valorización de los residuos orgánicos es el compostaje.
Este consiste en la degradación de los residuos orgánicos mediante la acción de organismos aerobios (requieren de oxígeno), en condiciones controladas de temperatura, humedad y pH.
De este proceso, que se lleva a cabo en las plantas de compostaje, se obtiene el compost o abono orgánico que se utiliza como mejorador del suelo.
El compost sirve para mejorar la estructura del suelo y restaurar la fertilidad de los mismos al incrementar su contenido en materia orgánica.
Ahora bien, para que los residuos orgánicos puedan someterse a este proceso de compostaje, deben cumplir una serie de criterios estrictos de la normativa europea (UNE-EN 13432:2001 sobre compostabilidad industrial) y el compost debe cumplir unos requisitos sanitarios establecidos el Reglamento (CE) nº 1069/2009 y en el Real Decreto 506/2013, de 28 de junio, sobre productos fertilizantes.
Los digestatos resultantes del proceso de digestión anaerobia para la obtención de biogás, también pueden ser sometidos al compostaje, cumpliendo con los mismos requisitos legales que para el compost.
En este caso, sería la fracción sólida de los digestatos que se obtiene tras una fase previa de separación de fracciones.
La fracción líquida de este digestato o digerido puede someterse a procesos de stripping, que consiste en la recuperación de nutrientes, como el amonio.
Con este proceso se obtienen fertilizantes orgánicos con niveles reducidos de nitrógeno y de gran calidad, que pueden ser utilizados en los cultivos, sustituyendo a los fertilizantes sintéticos.
La valorización del digestato, mediante el compostaje o la obtención de fertilizantes orgánicos, supone el completo reciclaje de los residuos orgánicos de partida, cerrando el ciclo de la materia orgánica y los nutrientes.
Beneficios de la valorización de tus propios residuos orgánicos
Partiendo de la idea de que la valorización de los residuos, sea orgánicos o inorgánicos, es una necesidad actual acuciante, ante el aumento de estos y la problemática ambiental que suponen, podemos enumerar como beneficios asociados a este proceso, los siguientes:
- Permite la optimización de la gestión de residuos, evitando la acumulación en vertederos.
- Se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que favorece la lucha contra el cambio climático.
- El residuo se transforma en un recurso para la obtención de energía renovable.
- La recuperación de suelos mediante el uso de compost y fertilizantes orgánicos, facilita la captación de CO2 por parte de estos.
- La obtención de energía renovable (biogás o biometano) a partir de los propios residuos reduce la dependencia energética respecto a terceros países.
- Permite el ahorro de energía procedente de combustibles fósiles.
- La implementación de estos procesos de valorización de los residuos orgánicos implica la creación de nuevos puestos de trabajo.
- Disponer de otra fuente de energía renovable alternativa que se sume al mix de las energías renovables garantiza el suministro de energía para las generaciones futuras.
La tendencia en Europa a aprovechar el valor de los residuos orgánicos como un recurso para la obtención de energía y valiosos fertilizantes y enmiendas orgánicas está cada vez más presente.