En la lucha contra el cambio climático, la reducción de la huella de carbono es un indicador de la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se han logrado mitigar. Y para lograr esto, es indispensable contar con las energías renovables.
Una de las fuentes de energía renovable que ha adquirido gran protagonismo en los últimos años, por su papel destacado en la descarbonización de la economía, es el biometano.
Este gas renovable, derivado de residuos orgánicos como los desechos agrícolas y ganaderos, permite transformar problemas ambientales derivados de una gestión poco eficiente de los residuos orgánicos en soluciones energéticas sostenibles.
Gracias a su capacidad para reemplazar al gas natural en múltiples aplicaciones, el biometano se ha convertido en una pieza clave de la estrategia europea de descarbonización.
El uso del biometano contribuye a la reducción de la huella de carbono en sectores críticos como el transporte y la industria, al tiempo que favorece una economía circular al dar valor a los resids.
¿Cómo contribuye el biometano a la reducción de la huella de carbono?
El biometano es un biocombustible obtenido a partir de la purificación del biogás, generado por el proceso de digestión anaerobia de la materia orgánica, como residuos agrícolas, desechos alimentarios y lodos de depuradora.
Este gas renovable tiene el potencial de reemplazar al gas natural en una variedad de aplicaciones, incluyendo el transporte y la industria, lo que le permite reducir significativamente la huella de carbono de estas actividades.
Proceso de producción de biometano
La producción de biometano comienza con el aprovisionamiento de residuos orgánicos y su conversión en biogás a través del proceso biológico conocido como digestión anaerobia.
Durante este proceso, los microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno, liberando una mezcla de gases, principalmente metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2).
El biogás, una vez purificado, se convierte en biometano, eliminando el CO2 y otros componentes no deseados.
A diferencia del gas natural, cuya extracción y combustión libera carbono almacenado durante millones de años, el biometano se considera neutro en carbono.
Esto se debe a que el CO2 liberado durante su combustión es el mismo que fue previamente capturado por las plantas o los residuos durante su ciclo de vida.
Además, la producción de biometano evita que el metano generado en los vertederos de manera no controlada o en los propios procesos agrícolas escape a la atmósfera, donde sería un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2.
De hecho, el aprovechamiento del biogás mediante su conversión en biometano puede reducir drásticamente las emisiones de metano no controladas, contribuyendo así a la mitigación del cambio climático.
Digestatos y captura de CO2
Un subproducto importante del proceso de digestión anaerobia es el digestato, un material rico en nutrientes que puede transformarse en fertilizante orgánico en la agricultura.
Este aprovechamiento del digestato no sólo contribuye a cerrar el ciclo de los nutrientes en la naturaleza, sino que también reduce la necesidad de fertilizantes químicos, cuya producción y uso son intensivos en emisiones de carbono.
El digestato, además de proporcionar una salida sostenible para los residuos orgánicos, ayuda a disminuir el impacto ambiental de la agricultura, uno de los sectores con mayor huella de carbono.
Otro aspecto relevante del proceso de producción de biometano es la posibilidad de capturar y utilizar el CO2 eliminado durante la purificación del biogás a biometano.
Aunque no todas las plantas de biometano implementan la captura de CO2, aquellas que lo hacen permiten pueda ser utilizado como bio-CO2 en diversas industrias como, por ejemplo, en la industria alimentaria para el procesamiento de alimentos.
Descarbonización del transporte con biometano
El sector del transporte es responsable de una parte importante de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, y en Europa, este sector representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales de CO2.
Dado que la descarbonización completa del transporte mediante la electrificación enfrenta importantes barreras, especialmente en el transporte pesado por carretera, marítimo y aéreo, el biometano se presenta como una solución viable para reducir de manera significativa la huella de carbono de estos medios de transporte.
Este biocombustible puede ser utilizado en vehículos pesados, como camiones y autobuses, en forma de gas natural comprimido (Bio-CNG) o gas natural licuado (Bio-LNG), permitiendo un rendimiento similar al gas natural fósil, pero con una huella de carbono considerablemente menor.
Según el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el uso del biometano en el sector del transporte, especialmente en el ámbito de los vehículos pesados, es una de las soluciones más prometedoras para reducir las emisiones de CO2 sin necesidad de modificar las infraestructuras de repostaje existentes.
Esto convierte al biometano en una opción especialmente atractiva para el transporte de larga distancia, donde la autonomía y la capacidad de los vehículos impulsados por energías renovables siguen siendo un desafío. Además, el biometano puede aprovecharse en las redes de gas ya disponibles, lo que minimiza la inversión en nuevas infraestructuras y facilita su adopción a gran escala.
La Unión Europea, en su estrategia para lograr la neutralidad climática en 2050, ha identificado al biometano como un componente crucial para la descarbonización del transporte.
España se perfila como uno de los principales productores de biometano en la UE, con el potencial de alcanzar una capacidad de generación de 163 TWh anuales, según el Estudio de la capacidad de producción de biometano en España (SEDIGAS), lo que supondría un avance significativo en la sustitución del gas natural por un combustible más limpio.
Esta capacidad de producción de biometano permitiría a España contribuir a la reducción de emisiones no sólo a nivel local, sino también dentro del mercado energético europeo, ofreciendo un suministro estable y sostenible de este biocombustible renovable.
Biometano en la descarbonización industrial
El biometano también es relevante en el ámbito de la industria, especialmente en sectores con alta demanda energética.
Sectores como la industria química, la cementera, la siderúrgica y la alimentaria dependen de procesos que requieren de gran cantidad de energía térmica, y en muchos casos, la electrificación completa no es una opción viable, debido a los altos costes y la complejidad de estos procesos.
Ante este inconveniente, el biometano se presenta como una opción capaz de sustituir, de forma directa, al gas natural en los procesos industriales, sin necesidad de cambiar las infraestructuras existentes. Algo que lo convierte en una solución factible para la descarbonización de la industria.
En el caso de la industria alimentaria, el uso del biometano presenta una doble ventaja. Por un lado, contribuye a la reducción de la huella de carbono al sustituir el gas natural fósil. Por otro lado, se cierra el ciclo de los residuos al aprovechar los propios residuos orgánicos generados por su actividad para la producción de biometano, favoreciendo el modelo de economía circular.
A nivel europeo, la apuesta por el biometano en la industria es clara. La capacidad de producción de biometano es una de las prioridades dentro de la estrategia de la Unión Europea para alcanzar los objetivos de descarbonización establecidos para 2030 y 2050.
La industria española, en particular, está posicionada para desempeñar un papel clave en esta transición, debido a su potencial de producción de biometano y la infraestructura de gas natural ya existente que facilita su integración en el sistema energético.
La capacidad del biometano para descarbonizar tanto el transporte como la industria es un factor clave en la transición energética de España y Europa.
Con el potencial de reducir significativamente las emisiones de CO2 y ofrecer una solución sostenible a la gestión de residuos, el biometano no sólo es una alternativa al gas natural fósil, sino también una pieza esencial en la estrategia europea de descarbonización para alcanzar los objetivos climáticos.
En sectores como el transporte pesado y la industria, el biometano se erige como una solución accesible, eficiente y sostenible, contribuyendo de manera tangible a la reducción de la huella de carbono.