El biometano se está posicionando como una solución prometedora para enfrentar los desafíos ambientales y energéticos actuales. Este biocombustible, derivado de la purificación del biogás, ofrece una alternativa sostenible a los combustibles fósiles tradicionales, ayudando a reducir las emisiones de CO2 y disminuir la dependencia de recursos no renovables.
En la búsqueda de alternativas energéticas más limpias y eficientes para el transporte, el biometano se presenta como una opción viable y beneficiosa para el sector.
El sector del transporte es uno de los principales contribuyentes a las emisiones de gases de efecto invernadero, representando aproximadamente el 25% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía. Su dependencia respecto de los combustibles fósiles afecta al medio ambiente y expone a las economías a la volatilidad de los precios del petróleo.
Ante este panorama, soluciones como el biometano son clave para descarbonizar el transporte y promover un futuro más sostenible. Veamos por qué.
El biometano como solución sostenible para el transporte
El biometano, al ser un gas renovable con características similares al gas natural, tiene la capacidad de integrarse en la infraestructura existente, facilitando su adopción sin necesidad de grandes inversiones en nuevas tecnologías o redes de distribución.
Este gas renovable se obtiene a partir de la digestión anaerobia de residuos orgánicos, tales como desechos agrícolas, residuos sólidos urbanos y lodos de depuradora. Un proceso que también contribuye a la gestión eficiente de los residuos, convirtiendo un problema ambiental en una oportunidad energética.
El uso del biometano en el transporte, en vehículos de propulsión a gas natural (GNL y GNC), permite reducir significativamente las emisiones de CO2, comparado con los combustibles fósiles. Además, al cerrar el ciclo del carbono, se puede lograr un balance casi neutro de emisiones.
Asimismo, los vehículos que utilizan biometano producen menos partículas y óxidos de nitrógeno, un aspecto importante para la salud pública, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
Junto a estos beneficios ambientales, el biometano también presenta ciertas ventajas económicas y sociales.
La producción de biometano puede generar empleo local y fomentar el desarrollo rural. Al aprovechar los residuos orgánicos producidos localmente, las comunidades pueden reducir su dependencia de los combustibles fósiles importados, mejorando la seguridad energética y promoviendo una economía más circular y sostenible.
Otro aspecto importante es la versatilidad del biometano. Este puede ser utilizado en una variedad de aplicaciones de transporte, desde vehículos ligeros hasta camiones pesados y autobuses.
Las flotas de transporte público, en particular, pueden beneficiarse significativamente de la transición al biometano. Los autobuses que funcionan con biometano no sólo reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también disminuyen la contaminación acústica, mejorando la calidad de vida en las ciudades.
El biometano también puede jugar un papel destacado en la transición hacia un sistema de transporte más integrado y eficiente. Combinado con otras tecnologías sostenibles, como los vehículos eléctricos y el hidrógeno verde, el biometano puede contribuir a un sistema de transporte multimodal que maximiza la eficiencia energética y minimiza el impacto ambiental. Esta integración de múltiples tecnologías es esencial para abordar los desafíos complejos del cambio climático y la sostenibilidad.
Ahora bien, la adopción de biometano en el sector del transporte también enfrenta algunos desafíos, principalmente relacionados con la escalabilidad y el coste.
No obstante, los avances en la tecnología de digestión anaerobia y la creciente experiencia en la operación de plantas de biogás están ayudando a reducir estos costos. Además, la economía de escala y el aumento de la demanda pueden llevar a una reducción adicional de los costos a largo plazo.
Éxito en la aplicación del biometano como biocombustible
En muchos países europeos, el uso del biometano como biocombustible es ya una realidad.
En la actualidad, más del 25% de las estaciones de servicio de Gas Natural Comprimido (GNC) y Gas Natural Licuado (GNL) operativas en Europa, de un total de 4.120 estaciones, funcionan suministrando biometano (Bio-GNL y Bio-GNC). Esto supone un promedio del 17% del todo el gas utilizado como combustible para el transporte.
En Francia, ya cuentan con más de 50 estaciones de servicio que suministran biometano y gas natural licuado (GNL), y más de 600 plantas de biometano en funcionamiento.
Por su parte, en España, vamos con retraso. El país cuenta con un parque de vehículos propulsados a gas natural de 30.000 unidades y una red de repostaje de gas en crecimiento, con unos 163 puntos distribuidos por todo el país.
El gas natural suministrado en estos puntos de repostaje y usado por este parque de vehículos podría ser sustituido por biometano, contribuyendo, así, a la descarbonización del sector del transporte en España.
Futuro y perspectivas del biometano en el transporte sostenible
Según las estimaciones de la Asociación Europea de Biogás (EBA) y NGVA Europe, el 40% del consumo total de gas natural en el transporte se sustituirá por biometano en 2030, convirtiéndose en biocombustible para una flota estimada de más de 13 millones de vehículos.
Esto permitiría una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a la movilidad del 55%, el equivalente a evitar 15 millones de toneladas de emisiones de CO2.
Para esta expansión en el uso del biometano como biocombustible, las políticas gubernamentales y los incentivos jugarán un papel clave. La Unión Europea (UE) ya ha establecido objetivos ambiciosos para reducir las emisiones GEI, y el biometano está destinado a ser una pieza clave en esta estrategia.
Iniciativas como el Pacto Verde Europeo y la actualización de la directiva sobre energías renovables (DER III) proporcionan el marco necesario para incentivar la producción y uso de este gas renovable en el sector del transporte.
En el ámbito tecnológico, la innovación se centra en la mejora de la eficiencia, tanto en la producción de biometano como en los motores de propulsión a gas.
Se están investigando tecnologías avanzadas de digestión anaerobia y métodos más efectivos de captura y almacenamiento de carbono para maximizar el rendimiento del biometano. Así como mejoras en los sistemas de inyección, permitiendo una mezcla más homogénea de aire y gas, lo que resulta en una combustión más completa y menor emisión de contaminantes, entre otros avances.
Todo ello, junto con un enfoque integral, que abarque desde la gestión de residuos hasta la promoción de tecnologías avanzadas, hará que el biometano se convierta en un pilar fundamental del transporte sostenible.